Roy Harold Scherer Jr. nació el 17 de noviembre de 1925 en Winnetka, Illinois, Estados Unidos. Murió el 2 de octubre de 1985 en Beverly Hills, California, EE.UU.
Puto.
¡No! ¿Vos estás seguro? No puede ser. Seguro. ¿No viste Nuevediario? No, tengo cortes programados de energía de 8 a 11 y de 17 a 20. Pero, ¿vos decís? ¿Con esa facha? Yo no creo. ¿No viste cómo le entró a Linda Evans en Dinastía? Es un winner. ¿Cómo te lo digo? Puto, sable, trolo, comilón, bala, balinazo, desviado, maricón, caño, tragalácteo, hoyo, comechingones, homosexual, invertido, nuca mojada, maraca, mariposa, lustraboa, sodomita, culo con baulera, se come la banana, la galletita, se la come en sánguche, doblada, con mayonesa, a la plancha, carolo, soplaquena, culorroto, mano caída, guey. Pero estuvo en la guerra. En los Marines. No, en los Marines no; estuvo en la Marina, la Armada. “In the Navy”, como los Village People. “En la Armaada… muchos amigos tú tendrás… En la Armaaada…”. ¿Entendés? ¿Te das cuenta? Ya se caía para ese lado. ¿Entonces estás seguro? ¿El tipo se la comía? Se murió de peste rosa. ¿De qué? Peste rosa. Una enfermedad nueva. Les agarra a los putos. Te salen manchas rosas. Te empezás a poner todo rosa. Y después te morís. No se cura. ¿No se cura? No. ¡Upa!
Primero: a mediados de los 80 la homosexualidad no era algo tan claro. Aún hoy la gente se ríe de los putos, es el chiste más fácil de los teatros de revistas. Pero entonces ni siquiera se suponía que estuviera mal. Aun hoy son muchos los que tienen que esconder la homosexualidad, en especial en ciertos ámbitos recalcitrantes como el fútbol, la Policía, la Iglesia o la oficina. Pero entonces no sólo se ocultaba sino que se entendía que así era debido que fueran las cosas. Y no se presumía un puto salvo que se lo viera bien. Paco Jamandreu, Jorge Luz, Pedrito Rico, eran. Y casi nadie más. Poquitos y pintorescos, mascotas descolocadas de la humanidad. Pequeños granos en la piel lisa del género humano, que no jorobaban pero se disimulaban. En la escuela enseñaban que era algo antihigiénico. Y en el catecismo, que eran indignos de Dios y el Paraíso. Casi igual que ahora.
Segundo: en los 80 no se sabían tantas cosas de lo que pasaba en otra parte. Cuando Rock Hudson dijo “tengo SIDA” (con mayúsculas, en forma de sigla; sólo tiempo después la sigla se transformó en palabra), en 1985, la Argentina y, casi, el mundo, se desayunó con algo que desconocía. Una enfermedad nueva, ideal para los noticieros sensacionalistas, porque daba miedo, no tenía cura, mataba más rápido que el cáncer, pero, por suerte, atacaba a los desviados sexuales. Ya no se llamaba GRID (gay related inmune deficiency, es decir, inmunodeficiencia relacionada con los gays), como la habían nombrado en sus primeras descripciones, en 1981, pero todavía no se relacionaba totalmente el SIDA con el VIH y sí la deficiencia del sistema inmune con la intrusión de semen en el recto anal.
Rock Hudson supo que padecía alguna enfermedad a mediados de los 70, y unos años después conoció el nombre. Galanazo de Hollywood, pareja de Elizabeth Taylor en Gigante y El espejo roto, de Doris Day en Problemas de alcoba, de Lauren Bacall en Escrito en el viento, macho bigotazo de McMillan, conquistador supremo de la bomba Mamie Van Doren, veterano sexy en Dinastía, le contó al mundo que estaba enfermo de un mal nuevo, poco comprendido e incurable, y al poquito tiempo se murió. La gente acá no lo podía creer: Rock Hudson era puto.
Publicado en el diario La Unión del 17 de noviembre de 2011.
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