José Ariel Carioni nació en Mercedes, Corrientes, el 15 de marzo de 1931. Murió en Buenos Aires el 16 de octubre de 2009.
Era una voz sin cara. Mirá qué curioso: en ese catálogo panóptico de todas las cosas y lugares y personas que hay y hubo en el mundo que es Wikipedia, la ficha correspondiente a Ariel Delgado no tiene foto. Está bien; no hay imagen. En Delgado, la cara era un extra reservado a los más cercanos. Para el país y el pueblo, en cambio, era esa voz. “Hay más informaciones para éste boletín”. Sí, cierto, en esa oración la palabra “este” no debería llevar acento. Pero así la decía Delgado, atildada y, es más, apretada al “para” anterior, sin el agujero en el medio: “paraéste”. “Paraéste boletín”, decía, muchas veces, no sé cuántas pero en mi recuerdo de yo infante se me hace que unas 20 ó 25 por media hora de informativo, probablemente no fuesen tantas.
Voces machazas se escuchaban en la radio de casa. En Rapidísimo, Larrea. Antonio Carrizo con La Vida y el Canto. Cacho Fontana. Y “hay más informaciones para éste boletín”, sin ni nombre. No había “Show de Ariel Delgado”. Sólo noticias. Delgado fue un hombre que quería difundir informaciones, simplemente, nada menos.
“Un pajarón”, lo calificaban aquellos a quienes les caía mal no el latiguillo de Delgado y el tono monocorde sino también el hecho de que a través de una radio uruguaya –Radio Colonia—y peronista –propiedad de Héctor Ricardo García—, chicaneara las prohibiciones del gobierno argentino que por algo era que prohibía. Delgado daba noticias, monocorde. Nada más decía. “Hay más informaciones…” y el pronóstico del tiempo. “Hay más informaciones…” y una denuncia de violaciones a los derechos humanos en la Argentina. “Hay más informaciones…” y uno que ganó solo el Prode. “Hay más informaciones…” y la entrega del Premio Nobel de la Paz a Adolfo Pérez Esquivel. “Hay más informaciones” y un terremoto en la India. “Hay más informaciones” y la desaparición de Rodolfo Walsh. “Hay más informaciones…”.
“Buenos Aires. Una junta de comandantes asumió esta madrugada el poder en la Argentina. Tanques y tropas del ejército con pertrechos de guerra ocuparon el casco céntrico de la Capital Federal”. Eso dijo Ariel Delgado el 24 de marzo en la apertura del informativo de Colonia. Dio una noticia, nada más. Así visto parece poco y no lo era. Al mismo tiempo, todos los canales y radios del país transmitían en cadena los comunicados oficiales de la dictadura y la tapa de Clarín decía “Total normalidad. Las Fuerzas Armadas ejercen el Gobierno”.
En septiembre de 1979, una comisión de la OEA visitó Buenos Aires para comprobar las violaciones a los derechos humanos. Delgado quiso informar. En Uruguay también mandaban los militares. Lo sacaron del informativo y le dejaron un micro diario de cinco minutos. Al año siguiente, en ese mini espacio, habló de Pérez Esquivel y Jacobo Timerman. Lo sacaron de Uruguay. Vivió en Roma y en Nicaragua. Volvió con la democracia, trabajó y fue despedido de cuatro radios, siempre por los mismos motivos: querer hablar de lo que no querían que hablara. No sólo los militares censuran; también los empresarios.
Fue secretario de redacción de Crónica y locutor de Crónica TV, después. Pero esta parte del asunto no tiene nada relevante. No se puede escribir “hay más informaciones paraéste boletín” en el encabezado de cada noticia de un medio gráfico. No se puede ocupar un lugar destacado en la televisión cuando uno es una voz y no una cara.
Publicado en el diario La Unión del 15 de marzo de 2012.
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